Hace poco compré una placa Arduino Uno. No es más que una pequeña placa de circuito impreso con un microcontrolador y una serie de interfaces y protecciones, que la convierten en
una herramienta lista para interactuar con otros elementos exteriores (a diferencia de si obtuvieras el microcontrolador por separado).
Para el que no lo tenga claro, un
microcontrolador es un chip en el que se pueden cargar programas y que puede interactuar con otros elementos electrónicos conectados a él, como una pantalla, un motor o luces. Los microcontroladores son importantísimos en el mundo de hoy en día ya que una gran mayoría de aparatos electrónicos tienen uno. Se encargan por ejemplo de realizar los cálculos necesarios, encender las luces que corresponda, contar intervalos de tiempo o hacer funcionar el mecanismo de una impresora o un ascensor. ¿Te creías que las máquinas funcionaban solas? Pues no, hay un elemento que se encarga de administrar y dar instrucciones.
Volviendo al tema, la placa Arduino incorpora un microcontrolador ATmega328, capaz de ejecutar los cálculos y tareas que desees. La gran ventaja de la placa es que funciona directamente con tenerla conectada por un cable al ordenador y que el micro es
bastante sencillo de programar. En lenguaje que se usa es simple pero eficaz, basado en lenguaje C. En la universidad estamos trabajando con el Motorola ColdFire 5272, que ofrece muchísimas más posibilidades a costa de ser todo un desafío programar para él.
